sábado, 7 de mayo de 2011

El coste mental de hacer las cosas

¿Cuál es el coste mental de realizar una tarea? tener una cierta idea de cuales son los costes de hacer algo nos puede permitir reducirlos y estructurar nuestra vida de otra forma que nos ayude a alcanzar nuestros objetivos más fácilmente.

En principio se identifican 7 tipos de costes mentales.

Energía de activación


Comenzar una actividad requiere una cantidad más grande de fuerza de voluntad que mantenerla (cómo a la hora de comenzar a hacer ejercicio)

Convertir algo en un hábito hace que la energía de activación necesaria para hacerlo disminuya. El tener poco definido cual es el siguiente paso a dar aumentará la energía mental necesaria para empezarlo. Esta es la mayor dificultad para mucha gente - empezar las cosas.

Coste de oportunidad


Cuando estás haciendo algo, no puedes hacer otra cosa. El tiempo es limitado. Esto también tiene un coste mental: es más fácil decidirse a hacer algo cuando es la única opción que tenemos. Por eso Sun Tzu afirmaba que era mejor dejar al enemigo una vía de escape y no hacer de la lucha su única opción. Hernán Cortes es famoso por quemar las naves tras él para que sus hombres sólo pudiesen pensar en seguir adelante.

Al hacer algo, tu mente es molestada por el resto de cosas que no puedes hacer y eso tiene un coste significativo.

Inercia


La gente normalmente no rompe su rutina a menos que suceda algún evento externo drástico. La inercia hace que sigas haciendo lo que estás haciendo, y romper la inercia requiere una buena cantidad de energía mental. La mayoría de la gente sólo lo hará cuando encuentren algo que los haga sentir más cómodos o estén increíblemente inspirados.

Desgaste de la fuerza de voluntad


Una gran cantidad de investigaciones demuestran que hacer algo que requiera un esfuerzo mental hace que se desgaste la reserva de fuerza de voluntad y sea más difícil realizar otra acción que la requiera.

En un experimento expuesto en Wikipedia vemos como un grupo de personas fueron asignadas a no reirse durante la actuación de un comediante, mientras que otras podían hacerlo libremente. Las personas que no tenían que controlarse tuvieron mejores resultados en una prueba posterior que también requería fuerza de voluntad.

Neurosis / miedo


Casi todos los seres humanos son más temerosos del riesgo que inclinados al riesgo por la posibilidad de ganancias. Muchas veces el riesgo que más tememos es el riesgo social a ser criticados. Realizar una actividad que percibimos que puede generar crítica requiere por lo general un mayor coste mental.

Alteración del equilibrio hormonal


Hay un montón de actividades que cambian nuestro equilibrio hormonal para mejor o para peor. Las actividades que generan conflicto en nuestra vida hacen que generemos adrenalina y cortisol (que son hormonas del estrés). Cuando estás hormonas desaparecen más tardes de nuestra sangre, sentimos un bajón y nos será mucho más difícil realizar esfuerzos mentales.

Coste de mantenimiento de las ideas


Las ideas que vuelven una y otra vez a nuestra mente también suponen un coste, sobre todo cuando corresponden a proyectos o tareas no finalizadas. Esto está bien si el asunto es un proyecto agradable que tenemos pendiente, pero si no lo es, consumirá energía. Completar las tareas reduce el coste de mantenimiento.

Un ejemplo puede ser tener pendiente de realizar la declaración de impuestos. El pensamiento emerge en nuestra mente en determinados momentos, desbancando a otros pensamientos, y normalmente no es agradable.


Conclusión


Parece razonable afirmar que podemos reducir el coste mental de las tareas planificándolas de forma inteligente, aislándonos de otras para concentrarnos, eliminando cabos sueltos, y siendo conscientes que cuesta más empezarlas y descansando cuando de verdad lo necesitamos.

Extraído y traducido de: "The cognitive cost of doing things"

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